lunes, 28 de mayo de 2018

LA MUJER PERFECTA

Nasrudin y su amigo hacía mucho tiempo que no se veían y, mientras tomaban un té, hablaron de lo divino y de lo humano y rememoraron cómo habían transcurrido sus vidas. Omar le contó que era muy feliz con su mujer, que le había dado tres hijos maravillosos. Como Nasrudin no explicaba nada sobre su estado civil, su buen amigo le preguntó: “Entonces, ¿nunca te has planteado casarte?”
Tras permanecer un rato callado, le confesó: ” En mi juventud, decidí buscar a la mujer perfecta que tenían en mi mente. Cruce las dunas del desierto, llegué a Damasco y allí conocí a una muchacha muy religiosa y de gran belleza, pero que no tenía ningún interés por las cosas de este mundo. Un tiempo después, atraído por los jardines del palacio de Chehel Sotún, encaminé mis pasos a otra gran ciudad, Isfahan. Paseando, encontré una mujer que conocía lo material y lo espiritual, pero desgraciadamente no era bonita. Entonces viajé al Cairo. Allí, uno de mis mejores clientes me invití a cenar en su casa, donde conocí a mujer preciosa, religiosa y conocedora de todo lo terrenal”. “¿Y te casaste con ella?, le preguntó ilusionado Omar. A lo que Nasrudin respondió: “Ah, compañero, lamentablemente ella también soñaba con un hombre perfecto”.
Por tanto, tratar de buscar a esa mujer perfecta, solo hizo que acabara solo y perdiera oportunidades de conocer a otra mujer que fuera “buena” para él.Muchas veces “lo perfecto puede ser enemigo de lo bueno”.

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