lunes, 28 de mayo de 2018

Soy yo quien decide


Un buen día un exitoso columnista de un diario acompañaba a un buen amigo a comprar el periódico. Cuando estuvieron delante del quiosco, su amigo saludó al vendedor amablemente. El quiosquero, respondiéndole de mala manera, le lanzó el periódico sin mirarle a la cara, como si estuviese ofendido por algo. Su amigo, sin molestarse lo más mínimo, sonrió al quiosquero y le deseó que pasase una buena semana.

Cuando se habían alejado, el columnista, impresionado por la situación, le preguntó a su amigo:

– Oye, ¿este hombre siempre es tan desagradable y maleducado contigo?

– Sí, así es.

– Y tú, ¿siempre le muestras tu cara más amable a este impresentable? -preguntó el periodista intrigado.

– Sí, claro -respondió sin parecerle extraño.

– Perdona, no entiendo por qué actúas así.  Yo le habría pagado con la misma moneda -concluyó el columnista. Y el amigo le respondió:

– Sabes qué, no quiero que sea él quien decida cómo me he de comportar.

No debemos permitir que la conducta de los otros condicione la nuestra.

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